viernes, 1 de abril de 2011

Medios de información: La palabra del pueblo o la noticia como mercancía.


Desde la creación del Correo del Orinoco a principios del siglo XIX hasta los grandes periódicos y canales de la actualidad, la comunicación en nuestro país, y en especial la ética periodística, ha evolucionado de manera drástica ligado a los sucesos políticos, sociales y económicos que se han venido dando en Venezuela desde la creación de la República. Los medios de comunicación que en un principio fueron pensados como una tribuna popular para la comunicación del propio pueblo, sufrieron severas modificaciones debidas en mayor parte a la mercantilización de la comunicación por parte de la actual tiranía mediática que comprendió rápidamente el impacto psicológico que ejercían en las masas por medio del control absoluto de la comunicación.

            Con la creciente popularidad de los para entonces nuevos medios de comunicación; la televisión, la radio, así como también los medios impresos, las cúpulas de poder y la élite del país no tardaron en monopolizar estos novedosos medios que atraían a las masas receptivas de cualquier información o estilo de vida con la que la élite decidiera alimentarlos. Apoyándose en la experiencia de otros países, la oligarquía creó cadenas de comunicación que se expandieron rápidamente a lo largo del territorio dejando poco espacio para las iniciativas populares de medios de comunicación independientes o comunitarios.
           
            Los medios de comunicación ya habían perfeccionado para este momento el arte de alimentar a la población con una serie de anti valores como la codicia, el individualismo, el materialismo y el consumismo; que habían  tenido un éxito indudable en moldear y alienar la cultura del ciudadano común en los países desarrollados.

           

La propaganda del modelo capitalista y consumista no era lo único que era implementado por los medios de comunicación sino también un sesgo mediático que favorecía únicamente a las élites que ocupaban el poder en el gobierno oligárquico de turno, al mismo tiempo que todas las opiniones o informaciones adversas al gobierno eran censuradas y castigadas por medio de la represión y la persecución.

Para este punto es necesario preguntarse si el acceso a sólo una parte de la información puede considerarse como una genuina comunicación, sin ni siquiera tener en cuenta lo buenas o malas que fueron las gestiones de los gobiernos en ese momento. Si la gran parte las corrientes de pensamiento que tiene la población no son difundidas sino más bien reprimidas, es casi imposible categorizar a este modelo como uno confiable para transmitir la información al pueblo.

            Se creó de esta manera una simbiosis, imperceptible para el ciudadano común, entre la élite que se encontraba en el poder y la élite que controlaba en su totalidad a los medios de comunicación, sin mencionar el hecho de que hasta los medios del estado tenían la misma línea editorial que la de los medios de comunicación privados, ya que después de todo la línea entre estas dos cúpulas de poder había sido desdibujada por completo. El pueblo que era el receptor de esta desinformación y de estas campañas publicitarias degeneradas, se volvió víctima de este modelo hasta el punto que logró penetrar en su cultura, pensamiento y percepción de la realidad.

            La degeneración y corrupción de este modelo se volvió cada vez más evidente con la decadencia social y el fracaso de los modelos neoliberales que erosionaron la economía y la política hasta el punto de llevar a la ruina al estado y en gran manera a la población que se daba cuenta progresivamente que había una incompatibilidad entre la situación de este entonces y la ilusión que era retratada en los medios de comunicación. Los medios de comunicación no estaban al servicio del pueblo y su única labor era prolongar las campañas mediáticas orquestadas muchas veces fuera de nuestro territorio.

            Con la instalación en el poder del modelo de izquierda, bolivariano y revolucionario a finales del siglo XX, se evidenciaron diferencias abismales entre el modelo comunicativo capitalista y las nuevas corrientes de la información que comenzaron a ser transmitidas por los medios de comunicación del estado, y posteriormente por medios de comunicación comunitarios.

            En la actualidad existe una confrontación entre el modelo antiguo en decadencia y el modelo que está tratando de surgir y que busca anular de cierta manera los efectos de la comunicación enfocada en las ganancias comerciales y que defiende intereses contrarios a la soberanía de la nación. Con el surgimiento de nuevas tecnologías y medios de información como el internet y otras telecomunicaciones, el pueblo se ha vuelto el protagonista y responsable parcial de la difusión de la comunicación, garantizando de esta manera la existencia de una comunicación verdadera separada de los intereses de la oligarquía, se encuentre en el poder o no.

Rawy villanueva
Jesus Natera

Venezuela En El Siglo XXI

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