En las últimas semanas, la agitación en el norte de África parece no tener fin, la ira recorre las calles del Magreb y Máshreq, regiones que comprenden a los países norafricanos y de oriente próximo, y si algo sabemos los venezolanos, es que la rabia de un pueblo es incontenible, solo debemos recordar las revueltas del Caracazo y las consecuencias que esa convulsión social trajo consigo, podría ahondar más en este asunto, sin embargo, la finalidad de este artículo es que quienes lo lean comprendan qué pasa en el norte de África.
Si bien cada país tiene sus propias realidades, es innegable que todos estos acontecimientos tienen en común temas altamente sensibles para sus Estados: la corrupción, la falta de oportunidades laborales para los jóvenes, la persistencia de favoritismos y graves discriminaciones y la intolerancia de unos regímenes longevos, ineficientes y faltos de legitimidad son, a grandes rasgos, las similitudes que mueven a las masas a protestar.
Si bien cada país tiene sus propias realidades, es innegable que todos estos acontecimientos tienen en común temas altamente sensibles para sus Estados: la corrupción, la falta de oportunidades laborales para los jóvenes, la persistencia de favoritismos y graves discriminaciones y la intolerancia de unos regímenes longevos, ineficientes y faltos de legitimidad son, a grandes rasgos, las similitudes que mueven a las masas a protestar.
El nivel de violencia en las revueltas populares llama la atención y siempre se repite el mismo patrón: manifestantes jóvenes y exasperados se lanzan a la calle y ejercen una violencia desproporcionada contra la policía, esta reprime causando víctimas mortales, solo las revueltas de los últimos días en Libia han dejado al menos 10.000 muertos según la Corte Penal Internacional. La situación se intensifica y el Estado pone en marcha mecanismos represivos como por ejemplo el apagón informativo, desaparición de líderes opositores, palizas, registros casa por casa y cierre de webs.
Las manifestaciones ya lograron derrocar a los gobiernos autocráticos de Ben Ali y Hosni Mubarak de Túnez y Egipto respectivamente, lo que ha oxigenado las revueltas de países vecinos como Libia, Argelia y Marruecos, los participantes de estas luchas exigen la salida del poder de sus autoridades, el caso de Libia es realmente crítico, Muamar Gadafi, líder de facto desde el 1 de septiembre de 1969 enfrenta fuertes levantamientos en la ciudad portuaria de Bengazi y en la petrolera Brega, ambas al oriente del país, estas ciudades se hallan tomadas por grupos armados opositores al régimen de Gadafi, debemos recordar que Libia es miembro de la OPEP y el doceavo exportador de crudo mundial, actualmente la producción de crudo libio ha caído a la mitad, lo que ha generado una escalada en los precios del petróleo, las fuerzas militares fieles a Gadafi tratan de recuperar el control del oriente libio en manos rebeldes, ambos grupos armados son denunciados por crímenes de toda índole contra civiles.
Estados Unidos y Europa, a través de la OTAN, amenazan con invadir Libia tentados por la reserva de crudo más grande de África, sin embargo países como China y Venezuela apuestan por una salida diplomática y pacífica al conflicto, el presidente venezolano Hugo Chávez planteó a su homólogo libio la creación de una comisión de paz internacional integrada por representantes de América Latina, Europa y Oriente Próximo que ejercería el papel de mediador entre el régimen y los sublevados para evitar que el país magrebí acabe sumido en una guerra civil, propuesta desde ya rechazada por los rebeldes y ridiculizada por EEUU al no considerarla seria, sin embargo la Liga Árabe esta estudiándola.
Esperemos que la situación libia y de los demás países del norte de África se normalice por vía pacífica y se atiendan los reclamos y las ansias democráticas que con todo derecho exigen esos países.
Creado por: Eduardo Aviles, Octavio Martinez y Felipe Rojas.
Ciudadanía y Poder - Sección N1
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